Los secos labios de Dios

Recuerdo que empecé este relato hace muchos años, en mis primeros diez años de escritura. Nunca olvidé su trama. Se me debió ocurrir después de leer El principito. Un viajero cae de repente en el limbo, que es un planetoide desértico atravesado por una autopista. Hay, sin embargo, algunos habitantes en el desierto, contando al desierto mismo, que me propuse allí personificar. Un hombre, una mujer, y más adentro en el desierto, un ciego. ¿Dónde estamos? ¿Por qué hemos ido a parar allí? ¿Tiene este lugar alguna salida? Tal el argumento.

Leer en pdf

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top